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16 enero 2014 4 16 /01 /enero /2014 17:32

Camino por un angosto y oscuro callejón. Como única luz al final del mismo, un farol de luz ambarina me indica la dirección a tomar. La sonoridad de mis pasos contra el empedrado, me recuerda el emitido por un gran reloj de pared.

La ausencia de humanidad añade mayor misteriosidad al entorno.

En algún lugar el quejido de una puerta al abrirse, evidencia cierto asomo de vida.

Nuevos pasos acompañan a los míos y el golpeteo contra el pavimento de lo que parece ser un bastón de mano. El propietario del mismo camina hacia mi.

Una minúscula luz rojiza ilumina escasamente nariz y mentón. El efecto producido por la brasa de un cigarrillo.

Un individuo con andares elegantes, que ya próximo a mi posición observo  va tocado con sombrero y larga capa.

Al cruzarnos nos saludamos con un " buenas noches ". Su voz es grave y educada, mas un extraño escalofrío recorre mi espalda.

He dejado de escuchar sus pasos y al girarme, percibo que ha desaparecido. En mi recorrido no recuerdo haber reparado en puerta o habitáculo en el que se hubiera podido introducir. Continúo con mi pausado caminar extrañado por el suceso, confluyendo en una calle de similares características e iluminación a la anterior. 

En esta descubro lo que parece ser un bar. El murmullo de voces se incrementa al ser abierta la puerta por un individuo, que queda expuesto a la luz interior por unos segundos. Sorprendentemente descubro que el citado personaje porta una máscara que oculta su faz al completo. Mi curiosidad me lleva a introducirme en el local.

Una sala de grandes dimensiones y atestada de gente, que ocupan multitud de rústicas mesas de madera me recibe.

Y al igual que el sujeto que había abandonado el lugar segundos antes, todos los asistentes cubren su rostro con variadas caretas. El personal que sirve las mesas deambula parsimoniosamente, como si se tratara de marionetas articuladas.

A pocos metros de la entrada, encuentro una pequeña mesa en un rincón que ha quedado vacía y aprovecho para ocuparla.

Mi interés va en aumento y trato de desentrañar tal misterio.

Un gran reloj sobre la barra, comienza a dar las doce campanadas de la medianoche. En ese preciso instante, todo el publico se desembaraza de sus protecciones faciales y queda al descubierto su rostro.

He quedado absorto por tal acto. Todos los asistentes son personajes famosos que fallecieron hace algún tiempo. Músicos como Beethoven, Mozart o Chopín. Políticos como Abraham Lincoln, Adolf Hitler, Stalin o Perón. Militares, deportistas.... y así una amplia y selecta representación de la sociedad de siglos pasados.

¿ Porqué yo soy el único asistente vivo y desconocido ?

La respuesta a esta pregunta la obtuve minutos después.

Desde el fondo de la sala, los integrantes de una mesa oculta a mi visión hasta el momento, se levantan y caminan hacia mi. Mi asombro ha llegado a límites insospechados, dado que aquellos personajes que vienen a mi encuentro son : mi tío-abuelo Azorín ( escritor ), mi abuelo Ciges Aparicio ( escritor y político ) mi tío Luis Ciges ( actor y director ) y el no famoso pero mas importante, mi idolatrado padre.

Las lágrimas surcan mi rostro y corro a abrazarlos....

Un estridente claxon me devuelve a la realidad. Comienza a amanecer en tierras levantinas.

He despertado solo en mi lecho, pero inmediatamente mi pensamiento se llena con su recuerdo. 

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25 septiembre 2013 3 25 /09 /septiembre /2013 17:36

Ténues rayos de sol atraviesan las rendijas de la persiana del dormitorio. Tu cuerpo reposa inmóvil en el otro lado de la cama. Largos mechones dorados se esparcen por la almohada. Tu respiración es sosegada y duermes plácidamente.

Abandono el lecho cuidadosamente y salgo a la terraza.Dos mirlos me reciben posados sobre la barandilla, que al notar mi presencia emprenden el vuelo hacia un lugar mas seguro.La aurora extiende su manto sobre la ciudad levantina. Una suave brisa pendula las articulaciones de las palmeras. La mar apacible anima la salida de barcos de recreo, que se suman a los habituales de pesca. Un grupo de gaviotas se persiguen unas a otras, alborotando el ambiente y provocando el ladrido de algún perro cercano. Una pareja de ardillas cruzan desde la floresta la avenida temerariamente, para encaramarse velozmente a una morera.

La palmera  que planté para recibir tu visita está hermosa e inmediatamente regresas a mis pensamientos.

Todo lo bello me recuerda a ti. Porque hace mucho tiempo que tu hermosura se convirtió en belleza

Entiendo que es la segunda palabra mas agraciada que existe en nuestro vocabulario. Sin lugar a dudas, la primera en ese especial escalafón, es .... ¡ amor ! 

Porque para mi una persona bella, es aquella que no solo es hermosa exteriormente, sino que añade su alma blanca y sin taras. Aquella que al mirarla, consigue que levites y escuches una música celestial. Como si un angel descendiera de ese cielo y se encarnara.

Las caricias de una persona bella, son tan sutiles y suaves, que sus manos se transforman en el mas fino algodón.

Sus besos tienen linea directa con el corazón, el cual pierde su ritmo acompasado, para emprender una loca  y maravillosa carrera hacia el mas puro amor.....

Mis pensamientos han sido interrumpidos por una melodiosa voz, que procedente de la habitación me reclama.

- ¿ Donde estás cariño ?

Siempre estoy y estaré a tu lado amor. Y cuando el sueño mas largo y profundo se apodere de mi y me acerque a Dios, me marcharé con una sonrisa, porque habré disfrutado de mi gran amor.

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22 septiembre 2013 7 22 /09 /septiembre /2013 10:31

Una lluvia pertinaz en una noche sin Luna, confería un ambiente triste y desapacible. Los limpiaparabrisas luchaban denodadamente por despejar la visión del piloto.

Una enjuta figura de un hombre octogenario, iba instalada en el asiento del conductor y sus descarnadas manos, se aferraban al volante nerviosamente.

El vehículo, un mercedes de los años 70, circulaba por una estrecha carretera a reducida velocidad. El anciano regresaba del pueblo mas cercano, al que solía acudir alguna que otra vez, a visitar a su amiga Leonor que regentaba un hostal de carretera y en cuyo bar se degustaba un café exquisito. Ambos se conocían desde la niñez y su amistad ganó intensidad al enviudar Amadeo, que así se llama el protagonista de mi relato.

En el asiento posterior dormitaba su inseparable compañero, Aristo. Un hermoso can de pastor alemán de doce años de edad.

Trás lo que pareció ser una eternidad, el automovil consiguió llegar a su destino. Una casa de tres alturas y toda ella construida con gruesos troncos de pino, les esperaba con ténue iluminación en algunas de las ventanas de la planta baja. En el mismo instante que Amadeo aparcaba en la puerta principal, esta fue abierta por una rechoncha mujer enfundada en un vestido negro. Ana era su sirvienta desde hacía al menos veinte años...

- No es noche para andar por ahí don Amadeo. Pase y acérquese a la chimenéa. Dijo la mujer mientras le cubría con una gruesa manta. Los tres pasaron al interior y Aristo buscó inmediatamente su lugar junto al fuego.

Amadeo Cifuentes fue un afamado escritor de novelas de misterio y en su mayor explendor, aconteció la muerte de su querida esposa. Desde entonces no volvió a escribir una sola línea. Era tal el amor que sentía por ella, que se sumió durante mucho tiempo en un preocupante silencio. Solo su querido compañero parecía comunicarse con el simplemente cruzándose sus miradas.

Cierto día al llegar a la casa la sirvienta, la encontró silenciosa y sin vestigios de Amadeo y el animal. Y lo mas extraño era que el automóvil que conducía se encontraba perfectamente aparcado frente a la casa.

Tras una larga y exhaustiva busqueda y habiendo preguntado a todos aquellos con los que habitualmente tenía contacto y recibiendo de todos la misma respuesta negativa, decidió ponerlo en conocimiento de la policía.

La investigación se puso en marcha inmediatamente. Se acudió a los pocos lugares que tenía por norma visitar y se habló con vecinos y habitantes del pueblo cercano. Todos coincidían en el desconocimiento de su paradero y no haberlo visto desde hacía algún tiempo.

Un experto investigador conocido por sus excentricidades y por la alta resolución de sus casos, llegó desde la capitál para cubrir la desaparición de Amadeo Cifuentes.

Desde el primer momento se concentro extrañamente en el salón y particularmente en la biblioteca. Pasaba largo tiempo escrutando cada ejemplar allí expuesto y principalmente aquellos que había escrito el autor en cuestión.

Los días pasaban y la ausencia de noticias positivas, presagiaban un funesto desenlace.

Al culminar el séptimo día desde que se dió por desaparecido a Amadeo, el peculiar investigador solicitó quedarse solo en la casa una noche. Solo quedó una patrulla en el exterior y con órdenes tajantes de no ser molestado bajo ningún concepto.

Ojeando las páginas de una de las historias del propietario de la casa, algo le llamó la atención. Un diminuto dibujo de un anciano y un perro, reposaban junto a la orilla de un río. Revisó las fotografías que en vetustos marcos ofrecían la imagen familiar de una pareja y un hermosoy joven ejemplar canino. Sin duda se trataba de la fenecida, el autor y su entrañable mascota. 

Leyó detenidamente el contenido de dicha novela y en su interior creció la hipótesis que barajaba desde algún tiempo. El escritor Amadeo Cifuentes había abandonado el mundo real, para introducirse en la fantasía. Había elegido este título concreto " La extraña desaparición de un simple mortal ", para junto con su inseparable Aristo, vivir los últimos años de su vida próximo a sus personajes.

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12 septiembre 2013 4 12 /09 /septiembre /2013 16:31

La pendiente comenzaba a ser mas escabrosa y por lo tanto el esfuerzo muscular era mayor. Un trazo de sudor recorría mi espalda.

Evitaba mirar atrás para comprobar el terreno recorrido. Mi mirada estaba afianzada en la cima de la montaña.

Pensaba en la similitud de mi ascenso con la vida. La distancia recorrida sería el pasado. El esfuerzo por acometer la agreste elevación el presente. Y la cota por alcanzar el futuro. Solo que en la mayoría de los casos, habitualmente tenemos desandar lo andado y volver al punto inicial. 

Una respiración mas sonora, aunque con ritmo acompasado regulaba mi escalamiento.

Cuando por fin conseguí alcanzar la máxima altura, puede disfrutar de un panorama maravilloso. A mi espalda nuevas cúspides y frondosa arboleda. A ambos lados la costa. Y como frontal.... el brillo metálico y azulado de las aguas del Mar Mediterráneo.

Siempre que asciendo la montaña me siento mas grande y libre. Desde este emplazamiento, al que he convertido en mi santuario, recuerdo a un ser muy respetado, admirado y querido..... mi padre. Desde aquí puedo localizar el lugar donde situé hace algunos años su fotografía, con el ánimo de que pudiera disfrutar del amanecer y anochecer levantino. Estoy plenamente seguro de que su deseo habría sido, dormir su largo sueño junto a esta costa y no en un oscuro y frío habitáculo en la capitál. A veces nuestros deseos en vida, no son reconocidos con la muerte.

Hace algún tiempo levanté una cruz de piedra en el lugar en el que me encuentro y aquí me siento mas cerca de Dios y de mi amado progenitor. En este lugar especial he dado gracias  al Todopoderoso, por haberme liberado en varias ocasiones de los brazos de la siniestra mujer de negro.

Pero alguien importante he añadido a mis pensamientos. Alguien que entró en mi corazón como un torbellino, abrió sus puertas y las cerró con tal ímpetu, que la llave que se encontraba en su cerradura, saltó a... quien sabe donde, con mi agradecimiento por tal suceso.

En la actualidad continúo con mi soledad, pero se a ciencia cierta que ella está ahí, a cientos de kilómetros pensando en mi y en cualquier instante del día o de la noche, me sorprenderá con su dulce voz al otro lado del teléfono.

Desde las alturas realmente se nos ve como somos.... diminutos e inermes ante la fuerza de la naturaleza.

Especie orgullosa y altiva, a merced de la temible energia que esconde en su interior, este maravilloso planeta denominado Tierra.

A su hora habitual pasa la embarcación turística, en busca de la carga humana del día y conducirles a disfrutar de los fondos marinos de la zona. Un solitario piragüista palea en dirección a una población cercana.

Es hora de regresar. El Sol se encuentra en su cenit y sus rayos caen despiadadamente sobre mi bronceado cuerpo. Tanto el como la mar, son mis compañeros de viaje.

Siempre que abandono este lugar, siento como queda atrás el silencio y la paz de Dios.

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9 septiembre 2013 1 09 /09 /septiembre /2013 16:08

Hoy he decidido pasear junto al acantilado. Equipado con una pequeña mochila en la que porto una botella de agua y el libro que actualmente estoy leyendo. Es un buen dia para visitar alguno de mis lugares preferidos y leer con la única compañía, de alguna que otra gaviota y el sonido de las olas al encontrarse con las rocas.

Una profunda grieta costera, a la que circunda el camino que utilizo habitualmente es mi destino. Un estrecho y comprometido sendero me conduce hasta su boca, en la que la mar ha esculpido a lo largo del tiempo, rusticos peldaños en la piedra que facilitan la entrada en el agua. Un lugar poco accesible y por lo tanto, solitario y resguardado de miradas curiosas.

Busco acomodo y contemplo la quietud de las aguas. A unos centenares de metros, una pequeño barco pesquero espera llenar sus entrañas con la deseada carga.

Los recuerdos brotan de mi mente y dibujan imágenes de un pasado cercano.

A escasos metros un cormorán reclama mi atención. Parece observar durante unos segundos el fondo marino, para inmediatamente después zambullirse en el agua en busca de su presa. Imagino su impecable nadar en las profundidades hasta casi agotar su oxígeno y reaparecer a unas decenas de metros del lugar inicial.

Regreso a mis recuerdos en los que tu eres la esencia de ellos.

Nuestros largos paseos junto a la orilla de la mar, aunque alguno de ellos fuera fatigoso para ti. 

Tu fluída y agradable conversación. Nuestras veladas en aquellos lugares especiales.....

El estrepito causado por un motor, vuelve a desviar mis pensamientos. Una embarcación pasa a unas decenas de metros de mi emplazamiento y su tripulante me saluda agitando una de sus manos.

Abro el libro y comienzo a leer. Es un grueso volúmen de algo mas de mil páginas y de contenido histórico. Siempre he sentido preferencia por este tema y recuerdo que en mi época escolar, era en la que mejores calificaciones obtenía.

Desconozco cuanto tiempo ha transcurrido desde el comienzo de mi lectura. El Sol invade el lugar y busco cobijo en un saliente. Allí dejo reposar mi cuerpo.

Una lancha se aproxima a la entrada de la hendidura. Un dorado pelo al viento y la silueta de una mujer en bañador, provoca que mi corazón se acelere.

En pie con ambas manos al volante, estás tu esbozando una bella sonrisa.

Sin pensarlo ni un instante salto al agua y nado hasta la embarcación, que con cierta dificultad consigo abordar.

Estrechas entre tus brazos mi cuerpo mojado y me regalas un maravilloso ósculo en los labios y palabras de cariño susurradas en mis oídos. Muy juntos nuestros cuerpos diriges con celeridad la lancha hacia la isla. En pocos minutos hemos realizado el recorrido y atracamos en un viejo y pequeño muelle.

La vegetación cubre literalmente todo el terreno, a excepción de un estrecho sendero por el que nos introducimos.

Asídos de la mano y sin pronunciar palabra alguna, recorremos durante un corto periodo de tiempo la distancia que nos separa de nuestro destino.

En un espacioso claro una cabaña de madera, perfectamente construida tronco sobre tronco nos espera.

Los diminutos hombrecillos de mi mente nos aguardan en el porche y nos saludan graciosamente. Allí una mesa impecablemente equipada, nos muestra toda clase de manjares dispuestos para ser ingeridos.

Alegres y dicharacheros al comprobar la felicidad que me embarga con tu compañía, les induce a saltar y bailar a nuestro lado. Y cuando vamos a sentarnos para dar cumplida cuenta de las viandas.... un sonoro trueno me despierta. El cielo amenaza lluvía y debo regresar antes de que el camino se vuelva intransitable y peligroso.

Los pájaros de mi mente vuelan hacia ti para llevarte dos palabras.... " Te quiero ".

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30 agosto 2013 5 30 /08 /agosto /2013 17:38

La imaginación tiene un poder asombroso. En mi mente ha quedado un almacén pletórico de imágenes y sucesos, para dar " rienda suelta " a mis sueños y pensamientos. A veces se aglutinan de tal manera, que su lucha por adquirir protagonismo, entorpece el relato de los mismos.

Soy consciente de que mi personalidad es... al menos especial, pero sin la menor duda, plena de vivencias de todo tipo a lo largo y ancho de este orbe. Un vida intensa con acontecimientos dramáticos, trágicos, cómicos......

A principios de los años 80, me encontraba participando en la elaboración de dos documentales sobre la ciudad de Petra. Emplazamiento en el desierto de Jordania. Se trataba de una coproducción entre España y el país mencionado.

Cinco españoles y el resto de equipo y componentes de apoyo palestinos.

Recuerdo que nos alojamos en unas viejas casuchas de madera, con pequeños ventanales siempre abiertos y por los que hacían su entrada y salida, perfectos ejemplares de alacrán.

El primer día conocí a un peculiar personaje, que iba a ser el conductor de la furgoneta donde trasladaríamos todo el equipo de cámaras e iluminación. Su nombre Abu Amar. Un individuo corpulento, de cabellos dorados y ojos azules. De su pasado no hablaré, porque queda en un rincón de mi mente. Pero si diré que fue un excelente compañero, con el que me sentí protegido tando de día como de noche. Dormía junto a la puerta del barracón, sobre un estrecho colchón de goma espuma. Nunca aceptó dormir en el interior. Consideraba que era el mejor lugar para mi protección.

Cuando viajábamos por el desierto y tenía que rezar, respetaba absolutamente sus momentos, aunque el sol " cayera a plomo " sobre nuestros cuerpos. Nunca se separó de mi hasta que regresamos a España. Solo en una ocasión, en la que salí con un guía a filmar imágenes de un lejano lugar.

Como la valoración del tiempo entre europeos y árabes es diferente, el mencionado guía no entendía porqué teníamos que ir tan aprisa. Me decía que " si no se hacía hoy, se podía hacer mañana o la semana que viene "

Ni que decir tiene que yo era quien encabezaba la expedición y en muchas ocasiones tenía que esperarle.

Recuerdo haber filmado un acueducto en ese desolado lugar y la mayor adelfa que mis ojos hayan visto nunca. Tal vez alcanzára los diez metros de altura.

Todos los días nos levantábamos a las cinco de la mañana, para realizar jornadas que habitualmente alcanzaban las doce horas. La inmensa ciudad Nabatea la visitamos " palmo a palmo ", incluyendo la infinidad de interesantes tumbas. Algunas de ellas localizadas a varios centenares de metros sobre nuestras cabezas. A aquellas accediamos subiendo unos rústicos escalones esculpidos en la piedra dos mil años atrás.

El poco tiempo de descanso, lo disfrutábamos en la mayor parte de las ocasiones en mi barracón. En el que contaba con un frigorífico, que se consiguió utilizando la tan famosa picaresca española. No daré mas datos y continuemos con mis recuerdos.

Ese elemento de lujo en aquellos lares, siempre estuvo repleto de viandas, que en su mayor parte eran suministradas por el Secretario de la Embajada Española. Una excelente persona y profesional de la diplomacia.

En algunas ocasiones el Gobernador de la zona, acudía a visitarnos y a degustar las tortillas de patatas que yo preparaba.

Cierto día nos encontrábamos en la cima de una montaña, en la que estaba ubicada una tumba que teníamos que iluminar. El hermano del rey Hussein, se encargaría de hacernos llegar un helicóptero portando un grupo electrógeno. La citada aeronave nunca llegó y tuvimos que inventar un sistema de pantallas, para que los puntos de luz llegaran al interior y poder filmarla.

Fueron tres meses muy gratos en aquel país y el contacto con los beduinos quedará grabado en mi mente y mi corazón.

Maravillosa gente del desierto, que me aceptó y me trató como uno de los suyos.

 

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29 agosto 2013 4 29 /08 /agosto /2013 18:18

Absorto en mis pensamientos no tuve conciencia de que la noche se había presentado. Únicamente una hermosa Luna daba cierta presencia a mi entorno.

El verdor boscoso se había transformado en oscuros colosos arbóreos.

El paso del día a la noche cambia los sonidos. Es como si con la claridad sonaran los violines, trompetas y tambores y con la oscuridad interpretaran los chelos, flautas y pianos.

Tendría que buscar algún lugar donde cobijarme para pasar la noche. El temor a extraviarme me impedía retornar a mi morada.

A pocos metros de donde me encontraba, observé una extraña formación de raices entrelazadas, que podrían servirme si las cubría con helechos y ramas. No contaba con elementos para encender fuego y mis aptitudes para sobrevivir en el bosque eran escasas.

Puse manos a la obra y en media hora conseguí un habitáculo reducido, pero que serviría para resguardarme. Desconocía la clase de alimañas con las que tendría que enfrentarme, pero solo contaba con una rama seca y una navaja multiusos de pequeñas dimensiones.

El cansancio acumulado actuó con premura y pronto me sumió en un profundo sueño.

El olor a leña quemada y un gratificante calor me despertaron. A corta distancia del lugar que había elegido para descansar, un vivo fuego perfectamente delimitado para evitar que se extendieran las brasas, iluminaba, atemperaba y protegía mi existencia.

A la sorpresa por tal descubrimiento , se unió la duda. No recordaba haber encendido tal hoguera. Pronto pude satisfacer el interrogante. Un murmullo infantil tornandose en algarabía, procedía de un grupo de pequeños hombrecillos, que charlaban alegremente mientras construían una cerca natural alrededor del lugar en el que me encontraba. El que aparentaba mas edad parecía dirigir a los demás.

Desde el interior de la espesura un aullido aterrador, acompañado de otros de similares características, paralizó por unos instantes sus movimientos. No temía por mi vida, pero si por la de los vivarachos personajes que velaban por mi bienestar.

En la oscuridad varios pares de puntos relucientes nos acechaban. Sin duda se trataba de una manada de lobos que buscaban comida facil. Una simple hoguera no les auyentaría si ya habían elegido su presa. Tal vez les retrasaría algunos minutos. Pero estos atrevidos sujetos tenían la solución. Sin mediar palabra fueron instalando estacas en la cerca y prendiéndolas fuego, de manera que un perfecto círculo ardiente nos rodeara.

En pocos segundos el lugar estaba perfectamente iluminado y la temperatura se había elevado varios grados.

Pronto los cánidos salvajes desistieron y buscaron nuevas víctimas.

Pero con esta actuación crearon un problema mayor. Ni ellos ni yo habíamos reparado en la presencia de un hermoso ejemplar y aterrador de pantera negra, que dormitaba en una altura superior al lugar en el que busqué cobijo. Extrañamente me había permitido la estancia sin amenazarme, pero el fuego iniciado por los pequeños personajes lo consideró como una amenaza y con movimientos lentos, se disponía a avalanzarse sobre mi persona....

Los duendes de mi mente siempre estaban en el momento y lugar oportuno. Los mismos que me despertaron para anunciarme el nuevo día. Los rayos del sol se filtraban a través de las persianas de la habitación.

El sudor bañaba mi cuerpo y las sábanas parecían haber sufrido un enfrentamiento bélico entre ellas. Trás despejarme y tomar conciencia del lugar en el que me encontraba me dirigí al salón.

El orden y la limpieza reinaban en el lugar y sobre la mesa, un café humeante y un vaso de zumo me esperaban.

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22 agosto 2013 4 22 /08 /agosto /2013 11:01

La floresta a mi espalda parece estar expectante de las palabras que estoy escribiendo.

Efigies naturales mudas llenas de vida y que generan vida.

Al girarme a obervarla, una suave brisa mueve sus ramas. Algunos pajarillos juguetean y las sempiternas palomas, regresan con su monótono arrullo.

En la lejanía el Puig Campana se asemeja a un coloso dormido.

Las chicharras comienzan a anunciar un nuevo día caluroso.

Mi imaginación vuela a cientos de kilómetros.

Descansas en el lecho y aún duermes plácidamente. No quiero despertarte, aunque mi deseo sería estrecharte entres mis brazos y darte el primer beso del día. En su lugar decido escribir algunas frases de amor y lo acompaño con una hermosa rosa, que acomodo en un lugar de la almohada. Y así cuando abras tus bellos ojos, tengas constancia de mi visita.

Tal vez al despertar busques a tu alrededor o quizás abras la ventana para tratar de localizar mi imagen, pero yo ya habré regresado a mi solitaria playa. Desde ella te seguiré recordando e imaginando en cualquier lugar y soñando con tu amor.

Porque realmente el amor es una mezcla de deseo emocional y sexual, aunque se le de mas énfasis a las emociones que al placer.

Es un afecto exclusivo e incondicional. La necesidad de sentir la presencia de la persona amada. El contacto con su cuerpo es imprescindible y un aura de cariño permanece constante. Devoción por tu pareja y ansias de protegerla.

Y así debe ser ese verdadero y maravilloso amor.

Anoche nuestras miradas se encontraron a miles de kilómetros de la Tierra. En dirección al satélite mas romántico. Pero ambos escuchábamos los latidos de nuestros corazones. Latidos que expresan pasión, deseo, cariño y..... esperanza.

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12 diciembre 2012 3 12 /12 /diciembre /2012 17:19

En algunos momentos de nuestra vida, nos hemos preguntado la razón de las cosas o porqué se producen ciertos acontecimientos, o simplemente nos fijamos en cualquier objeto y tratamos de equipararlo a algún aspecto de nuestra existencia.

He pluralizado porque, como humanos que somos y con un cerebro trabajando constantemente, es lógico pensar que todo esto suceda. aunque también es cierto, que algunos de mis semejantes, pareciera que solo lo emplearan en casos específicos y para menesteres de índole sexual. Pero aún así, nuestra capacidad es portentosa para imaginar situaciones, sucesos, parajes idílicos, la mujer o el hombre que desearíamos encontrar en nuestro camino, para recorrerlo conjuntamente....

Algunos tenemos la gracia de poder ocupar el máximo del tiempo, en encontrar las respuestas a tantos interrogantes o buscar una justificación a nuestro proceder, con cualquier elemento que nos venga al uso.

Hoy situado en la soleada terraza, he reparado en una vieja escalera de mano, e ipso facto me ha venido a la mente esa mencionada comparación con nuestra vida.

La primera vez que hacemos uso de ella, ya solo el despliegue nos es dificultoso. Y comenzar a subir peldaños nos produce inseguridad e inquietud. Pero queremos demostrar a nuestros mayores, que nos encontramos capacitados para tan magna aventura. En la mayor parte de las ocasiones, extenderán su manto protector y acudirán en nuestra ayuda, privándonos de realizar una demostración de madurez prematura.

Para mi una escalera, aparte del uso propio para lo que fue confeccionada, representa la vida de cada uno de nosotros. A mayor cantidad de peldaños, representará mas grande el esfuerzo para conseguir nuestros fines. Y cuando escalamos hasta el mas alto, unos se mantendrán con cierta seguridad. Otros tratarán de no mirar hacia abajo, pero resistirán su verticalidad. Otros caerán acuciados por el vértigo y.... otros, simplemente se quedarán en los tramos intermedios. Pero cada uno de nosotros debe de tener plena seguridad, de hasta donde somos capaces de llegar, para así mantenernos y ser felices con el resultado final.

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18 noviembre 2012 7 18 /11 /noviembre /2012 16:06

Desde que tengo uso de razón, he oído hablar de la vida y la muerte como estados antagonistas. Yo creo que ambas nacen al mismo tiempo y se acompañan indefinidamente.

Indudablemente su posición está por encima de todo ser vivo, desde que Dios puso nombre a las cosas. Es mas, creo que se encuentran por encima de lo material e inmaterial. Principio y fin del Universo.... vida y muerte del mismo.

Siempre he tenido constancia de como se humaniza la vida y se deshumaniza la muerte. Cuando en muchas ocasiones, la vida es muy cruel con el humano y humana la muerte cuando asiste, al que que sufre durante toda su vida los olvidos de Dios.

En mi juventud jugué en algunas ocasiones con la muerte, por la arrogancia e inconsciencia que te genera la corta experiencia, la necesidad de descubrir nuevos horizontes y sentir el dulce sabor de la adrenalina.

En otras ocasiones, y una concreta en particular, no fue apostada, sino que llegó en el momento mas transcendental de mi vida. Sentí los pasos muy cercanos de una muerte.... que frenó su llegada por mi firme convencimiento, de no sentir ningún temor y que deseaba fervientemente prolongar mi estancia entre los vivos.

Nos saludamos en un angosto y oscuro pasillo, de lo que parecía ser la planta baja de un hospital y en la que descubrí esa cegadora luz, que me trasladó a la realidad vital.

Desde entonces respeto profundamente, tanto a la vida como a esa " señora vestida de negro ", que no es mas que la oscuridad mas duradera.

Tengo el pleno convencimiento de que para amar la vida y ser feliz hay que sufrir, aunque a veces sea en exceso. 

Por otro lado están aquellos que nacen sufriendo y su camino está repleto de espinas, que horadan su carne y apenas dejan escapar un leve gemído , hasta que su vida se apaga. En estos casos es cuando la muerte se humaniza y sustituye al ser, que se supone es el mas inteligente de la Tierra, pero también el mas cruel y permisivo con las penurias de sus semejantes.

Tal vez la próxima vez que me encuentre con la muerte, nos cojamos de la mano y emprendamos un largo paseo. Pero estoy convencido, que me marcharé silenciosamente. Sin que apenas mis congeneres averigüen, que ha llegado el momento de que mi cuerpo se convierta en polvo. 

Pero mi alma siempre estará a escasos metros de esa mar que tanto amo, en un cálido y apacible lugar.

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