Permanezco durante unos minutos con los ojos cerrados. Sintiendo como la brisa del mar acaricia mi piel. Los rayos del sol la acompañan y percibo su calor en los parpados y cuerpo, bronceado por la exposición cotidiana.
Decenas de pájaros lanzan sus trinos al viento y la resaca de la mar, se une a ellos en un armonioso coro.
En lontananza escucho el trepidar de un motor. Sin duda pertenece a un pequeño barco pesquero, que todas las mañanas surca las aguas en busca de su anhelado banco de peces.
El monotono arrullo de un grupo de palomas completa la sinfonía. Una orquesta de la que cotidianamente disfruto en la solitaria playa. Únicamente el sempiterno pescador, con el cigarrillo entre los labios y su enjuta figura, recorre con su lento caminar la pedregosa playa, en la que de vez en cuando lanza su sedal, con los deseos de que en alguna ocasión ver al final del mismo un hermoso ejemplar.
Abro los ojos y descubro un nuevo individuo equipado con caña de pescar, silla, bolsa de chillones colores y tocado con un ancho sombrero. Tengo la sensación de que es inesperto en las lides pesqueras y así me lo demuestra en la primera ocasión que tiene de lanzar su sedal. Con un extraño movimiento de su brazo, el bramante realiza una elipse perfecta, pero en sentido inverso al esperado y el anzuelo queda prendido en la silla del desafortunado pescador.
Inmediatamente levanta su mirada para comprobar que tal acción, no haya sido presenciada por ningún viviente. En el mismo instante que yo la dirijo hacia el horizonte, como si hubiera reclamado mi interés algún ave marina.
Realizada la comprobación, pone todo su empeño en lograr rescatar dicho anzuelo, lo que logra pasados algunos minutos. Plega la silla y la deposita sobre la arena, para a continuación efectuar un nuevo lance, esta vez con mejor tino.
De un grupo de palmeras situadas a mi derecha, llega una bonita melodía. El chiringuito abre sus puertas y el personal acomoda las sillas y mesas de la manera mas conveniente. Y entre todo ello, tu imágen se hace visible como si de un sueño se tratara. Caminas lentamente hacia mi con una sonrisa en los labios. Cargada con una hamaca y una bolsa playera, acudo a tu encuentro presto a ayudarte. Te recibo con un beso en los labios y espero a depositar tus cargas en el terreno, para estrecharte entre mis brazos. Siempre que lo hago, siento como si la sangre fluyera velozmente por mis venas y arterias y el corazón tratara de abrirse paso en mi pecho.
Desde que llegaste a mi vida el mundo me parece mas hermoso.
Despertares agradables y siempre tu en mi mente y mi corazón.
Presente estás en mis sueños, donde ambos visitamos múltiples lugares y nos amamos en paradisiacas playas o cómodos tálamos sobre el mar.
Siento un apendice humedo lamer mi pierna. Es un bonito can que me muestra su reconocimiento, mientras mueve nerviosamente su cola. Su amo silba en la lejanía reclamando su regreso, lo que consigue en pocos segundos.
He quedado nuevamente solo. Tu no estás. Pero tengo la confianza de que en estos momentos, estés pensando en mi en un lugar distante.