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22 septiembre 2013 7 22 /09 /septiembre /2013 10:31

Una lluvia pertinaz en una noche sin Luna, confería un ambiente triste y desapacible. Los limpiaparabrisas luchaban denodadamente por despejar la visión del piloto.

Una enjuta figura de un hombre octogenario, iba instalada en el asiento del conductor y sus descarnadas manos, se aferraban al volante nerviosamente.

El vehículo, un mercedes de los años 70, circulaba por una estrecha carretera a reducida velocidad. El anciano regresaba del pueblo mas cercano, al que solía acudir alguna que otra vez, a visitar a su amiga Leonor que regentaba un hostal de carretera y en cuyo bar se degustaba un café exquisito. Ambos se conocían desde la niñez y su amistad ganó intensidad al enviudar Amadeo, que así se llama el protagonista de mi relato.

En el asiento posterior dormitaba su inseparable compañero, Aristo. Un hermoso can de pastor alemán de doce años de edad.

Trás lo que pareció ser una eternidad, el automovil consiguió llegar a su destino. Una casa de tres alturas y toda ella construida con gruesos troncos de pino, les esperaba con ténue iluminación en algunas de las ventanas de la planta baja. En el mismo instante que Amadeo aparcaba en la puerta principal, esta fue abierta por una rechoncha mujer enfundada en un vestido negro. Ana era su sirvienta desde hacía al menos veinte años...

- No es noche para andar por ahí don Amadeo. Pase y acérquese a la chimenéa. Dijo la mujer mientras le cubría con una gruesa manta. Los tres pasaron al interior y Aristo buscó inmediatamente su lugar junto al fuego.

Amadeo Cifuentes fue un afamado escritor de novelas de misterio y en su mayor explendor, aconteció la muerte de su querida esposa. Desde entonces no volvió a escribir una sola línea. Era tal el amor que sentía por ella, que se sumió durante mucho tiempo en un preocupante silencio. Solo su querido compañero parecía comunicarse con el simplemente cruzándose sus miradas.

Cierto día al llegar a la casa la sirvienta, la encontró silenciosa y sin vestigios de Amadeo y el animal. Y lo mas extraño era que el automóvil que conducía se encontraba perfectamente aparcado frente a la casa.

Tras una larga y exhaustiva busqueda y habiendo preguntado a todos aquellos con los que habitualmente tenía contacto y recibiendo de todos la misma respuesta negativa, decidió ponerlo en conocimiento de la policía.

La investigación se puso en marcha inmediatamente. Se acudió a los pocos lugares que tenía por norma visitar y se habló con vecinos y habitantes del pueblo cercano. Todos coincidían en el desconocimiento de su paradero y no haberlo visto desde hacía algún tiempo.

Un experto investigador conocido por sus excentricidades y por la alta resolución de sus casos, llegó desde la capitál para cubrir la desaparición de Amadeo Cifuentes.

Desde el primer momento se concentro extrañamente en el salón y particularmente en la biblioteca. Pasaba largo tiempo escrutando cada ejemplar allí expuesto y principalmente aquellos que había escrito el autor en cuestión.

Los días pasaban y la ausencia de noticias positivas, presagiaban un funesto desenlace.

Al culminar el séptimo día desde que se dió por desaparecido a Amadeo, el peculiar investigador solicitó quedarse solo en la casa una noche. Solo quedó una patrulla en el exterior y con órdenes tajantes de no ser molestado bajo ningún concepto.

Ojeando las páginas de una de las historias del propietario de la casa, algo le llamó la atención. Un diminuto dibujo de un anciano y un perro, reposaban junto a la orilla de un río. Revisó las fotografías que en vetustos marcos ofrecían la imagen familiar de una pareja y un hermosoy joven ejemplar canino. Sin duda se trataba de la fenecida, el autor y su entrañable mascota. 

Leyó detenidamente el contenido de dicha novela y en su interior creció la hipótesis que barajaba desde algún tiempo. El escritor Amadeo Cifuentes había abandonado el mundo real, para introducirse en la fantasía. Había elegido este título concreto " La extraña desaparición de un simple mortal ", para junto con su inseparable Aristo, vivir los últimos años de su vida próximo a sus personajes.

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